lunes, 2 de noviembre de 2009

La Gloriosa revolución Inglesa(1642-1689)



La revolución de 1688, una "sangrienta revolución", un vuelco político completo, respondió a todas las cuestiones esenciales del siglo en favor de una monarquía limitada o parlamentaria y estableció el modelo constitucional de la vida política inglesa que ha persistido hasta el presente. Se aprobó una "Bill of Right" (Ley de Derechos, una de las leyes fundamentales de Inglaterra) y se cumplió la "Glorious Revolution" (Revolución Gloriosa). Su resultado principal fue el establecimiento de la soberanía parlamentaria por encima de la corona. El parlamento instituyó un rey y regulaba el derecho de sucesión al trono. En la política exterior el parlamento decía la última palabra.La Ley de Derechos negaba enfáticamente el derecho real de suspender las acciones del parlamento o de interferir en el curso normal de la justicia. Sentó una base para la permanente difusión de las libertades civiles en la generación después de 1688. Se estableció, por ley, la tolerancia religiosa y la libertad a partir del arresto arbitrario; se puso fin a la censura de prensa. El rey debía convocar al parlamento cada año, porque no podía pagar o controlar sus fuerzas armadas sin su consentimiento. Estas reuniones periódicas fortalecieron las partes e hicieron que el rey dependiera de su apoyo. La revolución no estableció la democracia, sino el control de los enriquecidos propietarios de tierras y los comerciantes, así como sobre los órganos centrales y locales del gobierno inglés.La revolución también produjo una clara medida de tolerancia religiosa. Otro de los resultados de la revolución fue unir a la corona y al parlamento en la política exterior, de ese modo, se volcaron las energías de una generación de ingleses desde los asuntos internos hasta la guerra externa.El gobierno inglés fue capaz de reunir dinero para costear sus guerras de una manera prohibida para el resto de los gobiernos europeos excepto el alemán. La fundación del Banco de Inglaterra en 1694 fue un acontecimiento importante en la historia de las finanzas públicas del país. Durante todo el siglo siguiente, la riqueza de Inglaterra y su poder marítimo concedieron al reino de la isla un notable poder más allá de sus áreas y poblaciones.El Tratado de Utrecht (1713) otorgó al poder marítimo inglés una posición casi sin igual, así convirtió a Inglaterra en la nación más poderosa de Europa de los próximos cincuenta años. La revolución también favoreció indirectamente la unificación de las Islas Británicas - Inglaterra, Irlanda y Escocia. La revolución de 1640 y la gloriosa revolución de 1688 constituyeron las primeras de aquellas revoluciones ocurridas en los estados del oeste moderno que pusieron fin a la monarquía absoluta de derecho divino y eventualmente entregaron el control del gobierno a las clases medias. Derechos inalienables, gobierno por consenso, separación de poderes, el derecho de revolución fueron las ideas esenciales de la Gloriosa Revolución. Estas fueron las ideas que parecieron en sí verdades evidentes para los norteamericanos en 1776 y para los franceses en 1789 y que crearon un nexo entre las revoluciones inglesa, norteamericana y francesa.

Siglo de Oro Español(siglo XVI-XVII)



Podríamos considerar que el Siglo de Oro español comienza en la segunda mitad del siglo XVI, cuando tras las crisis sociales surgidas en Castilla, Valencia y Mallorca, Carlos I estabiliza su Imperio y consolida un Estado Moderno con una Monarquía absoluta. Social y económicamente, España encara una fase de expansión. La plata de los tesoros que se extraen de América, así como la herencia que el Rey acopia en sus manos de reinos de medio Europa favorecen al desarrollo del país.


La creatividad y la producción artística empiezan a desarrollarse poco más tarde, a finales ya del siglo, con el Renacimiento. Entrados ya en el XVII, y mientras la sociedad española empieza a vivir su declive, producto de la progresiva ruina a la que se ve sometido el Estado español para mantener todas sus colonias, el Siglo de Oro, en su vertiente cultural llega a su auge de la mano de nuevas corrientes artísticas: el Manierismo y el Barroco.
La expulsión de los moriscos, las guerras de separación de Portugal y Cataluña, los bandidos, la falta de recursos que provenían de América, cada vez más escasos, inciden en el proceso expansionista del Imperio. Comienzas las derrotas exteriores y con ellas, el desmembramiento del Reino.
Pero tradicionalmente, hablar del Siglo de Oro español, es relacionarlo con la cultura. Juan Luis Vives, seguidor de Erasmo, los hermanos De Valdés, o Francisco de Vitoria, fueron los primeros que comenzaron a destacarse en el ámbito literario, todos de marcado índole económico, como poco más tarde, lo fueron Martín de Azpilcueta y Tomás de Mercado. Las ciencias experimentales comenzaron a florecer. Surgieron centros de estudio como la Casa de la Contratación o la Biblioteca de El Escorial. Y como consecuencia, se desarrollaron otras ciencias aplicadas, como las navales, la cartografía o la minería.
Paralelamente, a mediados del XVI, la literatura renacentista también empezó a dar sus primeros frutos importantes de la mano de Garcilaso de la Vega, de clara inspiración italiana, y de Fray Luis de León. en novelas, surgió con fuerza el género picaresco con “El Lazarillo de Tormes” en el año 1554. En literatura mística, Teresa de Jesús se convirtió en una de las grandes poetas no de la época, sino de todos los tiempos de la literatura hispana.
Ya en el siglo XVII, la crisis económica y social, fomentó el gusto por el espectáculo; las clases populares dieron un paso al frente e intentaron en el campo de las artes ofrecer una expresión al mundo de la situación qeu se vivía. La ostentación, la extroversión… el Barroco español conoció una época gloriosa: Francisco de Quevedo, representante del conceptismo, firme defensor de la moral, y gran escritor de poemas amorosos. Luis de Góngora, el mayor exponente del culteranismo con su “Fábula de Polifemo y Galatea” (1613). Los ensayos renacen con Baltasar Gracián y su “Criticón“, y sobre todo, la narrativa hispana de la mano del propio Quevedo con su “Buscón“, Mateo Alemán y su “Guzmán de Alfarache” o Miguel de Cervantes con la obra cumbre de la literatura española: “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha“.
Por último, enmarcado también dentro del Barroco español, no podía quedarse atrás el teatro, y de esta época es también nuestro mayor exponente, el Fénix de los Ingenios, el prolífico dramaturgo Lope de Vega, autor de grandes obras como “El Caballero de Olmedo” o “Fuenteovejuna“. Tirso de Molina, con “El burlador de Sevilla” o Calderón de la Barca, otro de nuestros grandes autores, con “La vida es sueño” y “El Alcalde de Zalamea“, son también claros representantes de nuestro Siglo de Oro.
Pero no sólo en el terreno literario destacamos en esta época, pues este boom artístico llegó a otras ramas artísticas como la arquitectura, con la construcción de el monasterio de El Escorial, obra de Juan de Herrera.
En pintura, El Greco, José de Ribera, Zurbarán, y sobre todo, Murillo y Velázquez se convirtieron maestros de talla mundial: “La Rendición de Breda“, “La venus del Espejo“, “Las Hilanderas“…


El Siglo de Oro fue para todos un grito a los sentidos, a la expresión en todas sus artes, a la elevación del espíritu, y a la grandeza de un Imperio venido a menos, pero que durante más de un siglo se convirtió en el centro mundial artístico. El Siglo de oro es , hoy por hoy, nuestro Siglo.